sábado, 11 de febrero de 2023

Increíble joven salvadoreña es asesinada en Virginia y el horrible hecho fue grabado por un pandillero de la MS-13




Noticia del Momento

 New York

 En su testimonio, el agente del FBI
asegura que el joven de 17 años que grabó las imágenes lo hizo para demostrar a las Maras que acataba sus órdenes. Por hacerlo, ascendió dentro de esta pandilla.

El asesinato de la joven salvadoreña Damaris Rivas, de 15 años, fue grabado con un teléfono celular por un miembro de la Mara Salvatrucha. En el vídeo, la misma persona daba órdenes a sus compañeros y narraba cómo era acuchillada y herida la muchacha con una vara de madera en un parque de Virginia, testificó un agente del FBI en una corte.

El hombre detrás de la cámara era José Cerrato, de 17 años. Con la grabación, quería demostrar que era capaz de acatar las órdenes de los líderes de esta banda que azota El Salvador y ahora extiende sus redes en Estados Unidos. Luego de eso, Cerrato fue ascendido dentro de la organización criminal, dijo el agente especial Fernando Uribe al dar su testimonio en una corte juvenil del condado de Fairfax.

Tras la audiencia, el juez determinó que el adolescente enfrentaría cargos por homicidio, secuestro y su participación en pandillas, y que sería juzgado como un adulto.

Él es una de las 10 personas señaladas por participar en el asesinato y rapto de la joven salvadoreña. Entre ellos, había seis jóvenes y cuatro adultos, todos entre 15 y 21 años, informó la policía.

El cuerpo de Damaris Rivas fue hallado el 11 de febrero, casi un mes después de su desaparición cerca de un parque en Springfield. Según las autoridades, ella fue secuestrada, llevada a ese parque y asesinada en una fecha cercana al 8 de enero.

La madre de Damaris Rivas, María Reyes, decidió sacar a su hija de El Salvador en el verano de 2014. La trajo a Estados Unidos para que viviese con ella en Gaithersburg, Virginia, y para alejarla de la violencia de las pandillas en su país.

Pero Reyes tenía una cuenta pendiente que la Mara no le perdonó. La madre contó a The Washington Post que en 2005 había sido testigo de un robo en su pueblo, San Vicente, en El Salvador. Y por miedo a que la MS-13 tomara represalias en su contra decidió huir del país y dejar a su hija al cuidado de la abuela. Viajó entonces a Estados Unidos tras caminar casi una semana en el desierto y llegó.




Por una década, contó al Post, trabajó para poder reencontrarse con su hija. Así logró reunir dinero y le pagó 11,000 dólares a un coyote para que la llevara por carretera hasta Gaithersburg, pero la policía la detuvo y la regresó a su país. Y entonces, la joven volvió a intentarlo y días después retomó el cruce de la frontera, un mes le tomó, pero logró reencontrarse con su madre.

Con la joven ya en Virginia, la madre se tranquilizó, pensó que ya estaban a salvo. No sabía que su hija se reunía con pandilleros de la MS-13. Ella la dejaba en la escuela, pero después la llamaban para decirle que no había asistido. Y también se escapaba de la casa por las noches.

Cuando la madre se decidió ahora a sacarla de Virginia por su bien y enviarla a Texas con unos familiares, la adolescente desapareció dos semanas antes. La policía cree que le ofrecieron marihuana y luego la secuestraron.

El asesinato de Damaris Rivas
se sumó a cinco más que ya se habían relacionado con el resurgimiento de la actividad de las Maras en esa zona, según las autoridades. El aumento en la violencia pandillera se da en medio de un álgido debate en Estados Unidos por las políticas migratorias.

En el vídeo en el que grabaron su homicidio,
los atacantes de la joven dejaron claro sus motivos: justifican su muerte como una venganza por el asesinato de otro pandillero, Christian Sosa Rivas, con quien, dijeron entonces, su madre había salido alguna vez.


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